Corrupción, corrupción, corr…
No podría adivinar cuantas veces la palabra corrupción ha aparecido en los diarios de América Latina esta semana o cuántas veces ha sido mencionada en los noticieros de radio y televisión. Son tantas las veces que oímos esa palabra que casi que nos acostumbramos a convivir con ella como parte del diario vivir. Qué pesar. En Colombia ahora la llamamos “mermelada”. Es una palabra más suave pero en el fondo produce iguales efectos perversos.
Y la corrupción entró por todas partes. Terrible que hasta en las altas cortes y en las esferas más altas de gobiernos regionales estamos viendo este canalla fenómeno.
Esta semana el tema central de la más importante reunión del continente, la Cumbre de Presidentes en Lima, será la corrupción.
Pero que en nuestro sector energético lo estemos padeciendo? Parece que así es. Tenemos casos de compañías de servicios públicos que abren licitaciones – públicas o privadas – para compra de materiales con requerimientos que sólo un oferente puede cumplir. ¿Cómo podemos interpretar las licitaciones para compra de contadores que en sus especificaciones técnicas deben cumplir con ciertos requisitos propios de ésta y además se tengan que entregar en 30 días?
Teniendo en cuenta que estos contadores no se fabrican en el país y todos, o la gran mayoría, son fabricados en China (lo mismo que nuestros teléfonos, computadores, etc) el mínimo tiempo de entrega en fábrica es de 30 días, la travesía del Pacífico toma, querámoslo o no, 30 días, nacionalización, transporte nacional y calibración mínimo 20 días, para un total de 80 días para las entregas más rápidas y por lo general son 90 a 100 días. Sí, la Ley de Murphy también existe en nuestro sector.
Con estas realidades, cómo es posible rebajar de entre 80 y 100 días a 30 días para cumplir con las exigencias del comprador? Cómo puede el ganador de la licitación conocer que lo será y tener los equipos en su bodega listos cumpliendo con todos los requisitos?
Creo que los organismos de control del Gobierno Nacional que están ahora detrás de cualquier indicio de corrupción deben mirar el tema de los suministros a las compañías de servicios públicos que en algunos casos son de cuantías considerables. Recordemos que en Colombia los contadores son de propiedad de los usuarios (dueños de casa) y las empresas de servicios públicos son las intermediarias. Creo que estas compañías deben ser libros abiertos a la comunidad. La falta es triple: hacia los reales dueños de los contadores, hacia las empresas de servicios públicos y a los proveedores de los equipos.
Una vez se levante la Ley de Garantías y comience a regir la ley que cambiará todos los contadores del país por la nueva generación de contadores inteligentes, es de máxima importancia que los procesos relacionados con dicho proyecto estén amparados por elementos de total transparencia.